Piensa en el día a día: ordenadores, trabajo, niños, estudios, traslados, fechas, horarios… hay ciertos días en los que nos podemos permitir un descanso, y en muchas ocasiones lo ocupamos con algún viaje de descubrimiento. El hecho de salir de nuestra rutina es una motivación extra, además de poder ver lugares nuevos, pero, ¿es el turismo una fuente para esa desconexión? Si echamos un vistazo al turismo que vivimos hoy en día podemos encontrar diferentes opciones:
Por esto nace otra opción, el slow tourism o turismo pausado, en el que todo está organizado menos “industrializadamente” y de una forma más personal. Este turismo intenta darle la mano a un turismo más sostenible y más meditado, en el que lo local tome un mayor peso. La visita pasa de ser un viaje de “llegar, ver y marchar” a un viaje en el que vivir experiencias, probar cosas nuevas, entender culturas o tradiciones y participar en ellas. Así es como se convierte en nuestro pasatiempo favorito.
Esta opción, además de ser diferente a lo que estamos acostumbrados, puede ser más atractiva después de una época en la que no hemos podido salir cuanto queríamos ni calmar nuestra sed por cosas nuevas, huyendo de las aglomeraciones, viendo lugares ya recomendados por otros viajeros y descubriendo aquellos sitios que pasan desapercibidos, favoreciendo el conocimiento de lo local, y por qué no, la economía de los destinos recientes.
Y a ti, ¿qué opción te parece más interesante?