Como la curiosidad es mi hambre, conocer otros lugares se convierte en mi alimento. Viajar no es solo ir a un lugar, también es acercarse a la gente, conocer mejor su vida, sus ciudades, su entorno. Sin duda, me gusta aprender, con otros y de otros.
De gente que vive lejos, pero también de los más cercanos. Como mi hermano, que hizo que apareciera en mí el gusanillo del inglés cuando aún era muy pequeña. Desde entonces vivo en una constante historia de amor con los idiomas.
Una de mis experiencias más bonitas fue aprender alemán. En España tomé algunas clases, aunque la magia surgió durante los meses que viví en Alemania. Fue allí, con mi “familia adoptiva”, cuando aprendí poco a poco. De una semana a otra pasaba de no entender, a comprender y en otra de comprender a empezar a hablarlo.
Trabajando en hoteles retomé el francés, aprendí algo de italiano y cualquier otro idioma en el que pudiera aprender cuatro palabras. Porque es divertido cuando le hablas a alguien en su propia lengua. Además, les hace sentir más cómodos y eso está bien.
Los idiomas siempre han sido útiles. Por ejemplo, en un campamento del que fui monitora, había unos niños de ascendencia alemana que se encariñaron conmigo porque echaban de menos a sus padres, y yo era la única que les podía hablar en alemán. O como cuando llegué a presentar un show delante de 500 personas en francés y alemán mientras le daba la réplica a mi compañero en inglés y español.
¡Quién me diría cuando empecé Ciencias Ambientales que acabaría trabajando como monitora de ocio y tiempo libre, o desempeñándome en la animación turística! El regalo en este tipo trabajo era la posibilidad de viajar a China, India, México, Letonia y Hungría. Después, mi afán por seguir mejorando me llevó a estudiar “Información, guía y asistencia turística”, y gracias a ello seguir viajando por Serbia, Macedonia, Bulgaria, Rumanía…
Con el carné oficial de guía de turismo cerré el ciclo, los viajes se fueron consolidando como mi principal alimento, pero esta vez del que llena el frigorífico. Igualmente, volví a mis orígenes, pues lo quise combinar con mi pasión por la naturaleza. Por eso soy, además de guía cultural, guía de naturaleza, dando contexto a todo los que nos rodea desde diferentes áreas.