Nací en Alcalá la Real, un pequeño pueblo de la provincia de Jaén. Bueno, no tan pequeño, pero cuando eres joven te quieres comer el mundo y yo lo quería recorrer de un golpe, así que se hacía pequeño supongo.
Pero pronto descubrí que comerme el mundo no era lo que yo quería, yo quería degustarlo, así que me empeñé en disfrutar cada lugar y cada cosa que veía.
Hoy en día disfruto trabajando pensando que cada viajero con el que me encuentro se lleva una idea de lo que visita, no sólo de una forma superficial, viendo y visitando, también más profunda descubriendo y saboreando cada paso que da.
Pero ¿cómo se consigue eso? Imagino que lo primero que debería decir es formándome. Hablo diferentes idiomas, lo cual solo es producto de esa curiosidad que me dirige, y también de las ganas de entender a gente de diferentes lugares y por supuesto hacerme entender de una forma cómoda.
En lo de formarme también entran algunos detalles importantes como cursos de naturaleza o el carné oficial de guía de turismo que tanto defiendo.
Aunque si tuviera que poner en mayúsculas algo sería la PASIÓN que siento por mi trabajo, y el amor que siento por los lugares que enseño.
Emprender en el sector de turismo no es sencillo. Muchas horas, mucho esfuerzo, muchos días trabajando cuando los demás descansan, pero cada minuto de ellos, cada segundo merece la pena si puedo seguir trabajando en lo que tanto me gusta.