Una pregunta que nos hacemos cada vez que viajamos a sitios desconocidos es: Guiada, ¿ir o no ir?.
Si viajamos con un presupuesto limitado, la respuesta muchas veces se contesta rápidamente, nos bastará con ver el lugar, leer algo antes-durante y después de nuestro viaje y disfrutar mucho de todo lo que veamos.
En cambio, si nos lo podemos permitir, ¿se trata de un capricho tonto o está justificado? Cierto es que como guía, por mi corazón y mi bolsillo, tiendo a pensar que está más que justificado, pero ¿ qué tal si te lo expongo, y tu decides?
Una visita guiada siempre nos va a poder aportar información, puede que sea la misma, más o, incluso a veces, menos de la que podríamos encontrar por nuestra cuenta. Cierto, pero de toda la información que obtengamos, cuánta seremos capaces de asimilar o analizar. El guía transmite la información más influyente e interesante del lugar, poniendo especial interés y cariño en la comunicación, porque no se trata de saber mucho, si no de saber bien.
El guía además es una persona humana. Sí, parece obvio, pero, conocer de primera mano a alguien del lugar, que ha visitado multitud de veces aquello que quieres conocer, si no es que lo “ha mamado” desde siempre, te dará una percepción más cercana a la realidad. Esta persona va a recibirte como te mereces, te va a tratar como a un invitado y va a hacer que la experiencia en el lugar no sea única y exclusivamente ver, ver, ver. También querrá que sientas y que disfrutes.
No hay que olvidar, que siempre podrá darte otra información. Ya no tiene por qué ser en relación a lo que visitas, si no a otros lugares , otras actividades que poder hacer u otras cosas que complementen la visita como la gastronomía del lugar u otros puntos cercanos.
Si además estás realizando una visita de naturaleza, te podrá dar claves para buscar y ver a los protagonistas de la ruta. Plantas y sus usos, animales y sus curiosidades. Cómo encontrarlos en otros lugares que visites o de vuelta en casa. Así podemos dar pie a un sin fin de datos interesantes que llevaros a casa, que poner en práctica o simplemente que nos ayude a entender cómo somos y cómo hemos llegado a ello.
Por último, todo esto irá acompañado de algo fundamental, una gran sonrisa. No hay nada más bonito que saber que quien vino a ti, está interesado en algo que tú puedes mostrar, que le tienes mucho cariño y que quieres que quien visite tu hogar, se vaya con ese mismo cariño.
Y ahora os toca a vosotros…¿qué opináis?